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Hay tres cuestiones normativas que se nos han venido encima y cambiaron muchas cosas en pocos años. En la Ley de Matrimonio Igualitario, que no rompe la dicotomía varón mujer, se discutió si debía apelar a la diferencia o a la igualdad. Y se hizo un estudio para ver cuál era la opinión pública y ver si convenía rescatar la diferencia o la igualdad. Y el argumento fuerte fue el de la igualdad, por eso el slogan era, los mismos derechos con las mismas palabras. Esto quiere decir que apelar a la igualdad todavía nos mueve mucho en términos de moral general a nivel de mantener determinadas formas.