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A mediados de los 90 ya había un movimiento para la Diversidad Sexual y lo que intetaba no era romper la categoría entre hombres y mujeres, planteaba una ruptura con la regla heterosexista, la idea de la heterosexualidad obligatoria como orientación del deseo. Pero no rompía la idea de que la humanidad se dividera entre hombres y mujeres, porque gays y lesbianas son hombres y mujeres. El estallido de la Identidad Sexual se produce con la inmersión de las travestis en la escena pública. Esto ocurre justo en el momento de hacer la Convención Constituyente de Nación y de la Ciudad. Una protagonista importantísima, y a la que desde acá le mandó furia travesti a las estrellas, fue Loahana Berkins, que trabajó conmigo desde la Defensoría del Pueblo, desde la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, y desde el Observatorio de Género donde ella tenía el área de Acceso a la Justicia de la Diversidad de Género y Orientación Sexual, y siempre con ideas muy disruptivas que ponían en evidencia que es el propio Estado el que se divide sexualmente en cosas que están muy lejos de la sexualidad. Lo que hacen las travestis es interpelar los cuerpos. Una persona cuya expresión de género es femeninda, ¿cuenta como mujer si mantiene su genitalidad original?. Esa persona travesti, ¿cuenta como mujer o como varón?